01 Sep
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Por: Stefany Rocha 

Internacionalista egresada de la ibero, soñadora y creadora empedernida, mujer que disfruta de vivir cada segundo de esto que llamamos vida.

@Stefanyrdl




Beso, aquel que damos a un ser querido para decirle que lo queremos, lo amamos, que nos importa, que lo extrañamos. Maquillaje, aquel pigmento que ponemos sobre nuestro rostro, labios o pestañas para poder exaltar nuestra feminidad y dar énfasis en esos rasgos que nos gustan tanto. Ropa, aquellos retazos de tela que nos hacen sentir cómodas, sensuales, profesionales, capaces y reconfortadas. Una taza de té, aquella que preparas para platicar con alguien, para consentirlo, para cuidarlo. Palabras, aquellas que decimos para expresarnos, quejarnos, desahogarnos y comunicarle a los demás el vuelco de sentimientos que tenemos en las entrañas.

Ser mujer va mucho más allá del sexo con el qué nacemos. Hoy en día, al parecer, las redes sociales en conjunto con los medios y las ideologías contemporáneas, han determinado un sólo modelo de mujer aceptable regente que puede circular en las calles de este país. Una mujer que tiene que ser lista pero no lo suficiente para opacar a un hombre, libre pero lo suficientemente dócil para encajar en el sistema, atractiva pero no tanto para evitar acoso sexual en vías públicas, alta, delgada, maquillada, bien vestida. Y si no lo hago, ¿no soy mujer? ¿soy menos mujer por no usar maquillaje? ¿sería una mujer incompetente y mal formada si cultivo mi intelecto? ¿no merezco ser mujer si reto al sistema alzando la voz y cuestionando mis inconformidades? Al parecer sí, según la sociedad esa sería la respuesta.

Sin embargo, la opinión mas importante no debe ser aquella que vemos en plataformas digitales o en la página impresa de un periódico, no. La más valiosa y relevante para ser mujer debe de ser proveniente de aquella persona que vemos todos los días reflejada en el espejo, misma que se ve proyectada en su mamá, sus amigas, sus primas, en su linaje femenino. Cierra los ojos y piensa en ellas, cada una con diferentes características físicas y emocionales, pero que tienen un móvil interno que se rige por la valentía y el auto-descubrimiento. A lo largo de la vida, una mujer se transforma y cambia de piel, puede ser madre, amiga, amante, pareja, profesional, terapeuta, cocinera, consejera. Todo al mismo tiempo. Una mujer es un universo de posibilidades en un mismo cuerpo humano, en una misma psique.

Pienso que es momento para exaltar todo esto, borrar los prejuicios que nos enseñaron desde chicas al respecto de lo que pensamos que debe de ser una mujer y comenzar a vivirlo dentro de nuestra propia piel, a carne viva. Descubrir el cómo y el por qué ser mujer desde nuestros ojos. Está bien ser como eres, regirte individualmente para ser feliz, compartir contigo y con los demás aquello que te hace

sentirte más mujer. Caminando una senda que sólo tú puedes conocer de ti misma, deconstruyendo aquellos esquemas que parecen obsoletos y construir unos nuevos en donde te sientas cómoda, plena, realizada y sobre todo feliz.

Ser mujer es un concepto mimético y camaleónico que tenemos que abrazar. Comencemos a escucharnos a nosotras mismas, a consentirnos, a amarnos. Exalta todo aquello que te haga más mujer, porque creer en ti misma nos hará mucho más fuertes a todas. Abraza, ama, ríe, disfruta, platica, baila, empodérate, descúbrete, vive. Este periodo efímero que tenemos sobre la faz de la tierra es sólo un fragmento de universo que tenemos que aprovechar al máximo, y al hacerlo, le demostrarás a las personas que tienes al lado cómo se hace aquello que llamamos vivir.

Goza de cada beso, de cada pigmento, de cada prenda, de cada taza de té y de cada palabra, porque el ser mujer está en el aquí y en el ahora. Ve en los ojos de otra mujer lo que quieres ver en ti. Crea una nueva realidad para que el día de mañana sea más fácil decirte ser mujer.

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