Por: Luis Manuel León
México se mueve gracias a las ganas de su pueblo por mantenerse en pie y así como se han levantado puños para guardar silencio a la hora de buscar gente entre los escombros debemos levantar el puño para exigir justicia, igualdad de derechos y una digna representación en el ámbito político.
El sismo ha dejado lecciones claras de como se resuelven los problemas y se lleva acabo la gobernanza del país, como las comunidades ajenas y lejanas a las ciudades reciben los rezagos de una economía reservada y nada inclusiva o como la sociedad civil puede demostrar el liderazgo que puede alcanzar y se han condecorado como héroes y heroínas.
Parte de esto es borrar la absurda construcción social y conservadora lógica de que la mujer no está hecha para levantar escombros o que los migrantes centroamericanos, sí esos que sufren racismo en su camino a través del país, no podría poner en riesgo su vida por sus hermanos mexicanos al involucrarse en actos de activismo en el sur del país. Agregar que los jóvenes que han llenado las calles de la Colonia Roma, Condesa, Narvarte o Xochimilco en búsqueda de una oportunidad de vida para todos los afectados, ¡es de sentirse orgulloso!
Observar a los que despectivamente en México se les llama indigentes han organizado el tránsito para mantener una mejor vialidad para brigadistas y ambulancias, los que portan tatuajes y expansiones sin importar las veces que ciertos ojos los miran con terror han decidió volver a salir a las calles junto a las nuevas generaciones que aspiran un nuevo modelo de vida fuera del ámbito conservador están hoy en las zonas de derrumbe brindando apoyo.
La iniciativa y el potencial de la ciudadanía no debe apaciguarse, en vísperas de las elecciones del 2018 podemos llegar a levantar los escombros de una democracia quebrantada y dejo a consideración del lector ¿Realmente la representación política que tenemos es la que México se merece? ¿Después de estos sucesos México es el México que gobierna? ¿Realmente cómo son los mexicanos? Tras el sismo hemos presenciado acontecimientos que ponen sobre la mesa estas cuestiones.
Hechos que nos avergüenzan y nos hacen pensar las deficiencias del sistema, sin embargo, no se trata de generalizar el defecto de una clase política y relacionarla con los valientes marinos y militares que acuden a los desastres naturales con una sola misión, salvar vidas. Estos sismos del 7 y 19 de septiembre dejan una reflexión y han cambiado la vida de lxs mexicanxs por completo. La cooperación, la unión, la solidaridad, la reciprocidad están más fuertes que nunca y lo están por un pueblo que no puede dejarse caer.